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Un estudio longitudinal realizado con 1.453 chicos y chicas desde los 4 años hasta los 18 años permite validar a nivel mundial una nueva clasificación de los patrones o velocidades de crecimiento de los adolescentes en: maduradores muy tempranos, tempranos, intermedios, tardíos y muy tardíos. La nueva clasificación destierra mitos como que los chicos y las chicas que empiezan a crecer antes serán más pequeños que el resto o que los que dan el estirón más tarde serán más altos.
Expertos de Vall d’Hebron, liderados por el Dr. Antonio Carrascosa, consultor docente sénior de Vall d’Hebron, exjefe de Pediatría de Vall d’Hebron (1988-2015), jefe del Grupo de Crecimiento y Desarrollo del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y catedrático de Pediatría en la Universidad Autónoma de Barcelona, han realizado un estudio longitudinal de crecimiento con 1.453 personas (743 chicas y 710 chicos) entre los años 1995 y 2017. Desde los 4 años hasta la llegada a la edad adulta, los investigadores han recopilado datos de la talla, la velocidad de crecimiento, el peso y el índice de masa corporal de los participantes, todos ellos chicos y chicas sin obesidad ni desnutrición. Se trata del primer estudio de este tipo que se realiza en todo el mundo con un número tanto elevado de participantes. Este trabajo se ha hecho con la colaboración del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER).
La principal conclusión del estudio es que existen cinco patrones de crecimiento puberal o adolescente, y no solo un patrón, como se creía hasta ahora. Además, estos cinco patrones o velocidades están determinados por el momento de inicio de la pubertad. La nueva clasificación propone que una chica que debuta en la pubertad con 8 años es una maduradora muy temprana, mientras que una chica que debuta a los 9 es una maduradora temprana, a los 10 años es intermedia, a los 11 años es tardía y a los 12 años es muy tardía. Del mismo modo, un chico que debuta en la pubertad con 10 años es un madurador muy temprano, mientras que un chico que debuta a los 11 es un madurador temprano, a los 12 años es intermedio, a los 13 años es tardío y a los 14 años es muy tardío.
Por lo tanto, el inicio de la pubertad es el pistoletazo de salida para el crecimiento adolescente. Así, los maduradores tempranos ganan muchos más centímetros de altura que el resto a partir de los 8 años en las chicas y de los 10 años en los chicos. Por ejemplo, la nueva clasificación muestra que, como media, las chicas maduradoras muy tempranas miden 129 cm de altura a los 8 años, mientras que las muy tardías miden 126 cm. Pero, a los 12 años, las muy tempranas miden 157 cm mientras que las muy tardías miden 145 cm. Ambos patrones de crecimiento son normales; simplemente, los maduradores muy tempranos empiezan a crecer antes. Por lo tanto, un chico de 14 puede ser el más bajo de la clase, y esto no tiene que ser un hecho preocupante, porque si con esta edad acaba de debutar en la pubertad, es un madurador muy tardío. El estudio muestra que, como media, los chicos y chicas de los cinco grupos llegan a los 18 años con la misma estatura (alrededor de los 167,7 centímetros en las chicas y de los 178 centímetros en los chicos). “Es decir, cada chico crece a su ritmo, y los cinco patrones son normales”, afirma el Dr. Antonio Carrascosa.
La pubertad, es decir, la aparición de los caracteres sexuales (crecimiento de los pechos en las chicas, incremento de la medida testicular en los chicos), provoca que se acelere el crecimiento. “Un hecho que ya se conocía —añade el Dr. Antonio Carrascosa—. El problema es que, hasta ahora, no se había realizado ningún estudio en el mundo con tantos participantes sobre la relación entre el inicio de la pubertad y los diferentes patrones de crecimiento. Ahora, cuando un pediatra valore el crecimiento de un chico lo podrá hacer de una forma mucho más cuidadosa”. Teniendo en cuenta la edad de inicio de la pubertad, el médico sabrá qué tipo de patrón sigue el adolescente, y sabrá si su crecimiento es normal o no en función de su velocidad de crecimiento. Los mismos autores de este estudio ya habían publicado uno similar hace ocho años. “Pero no habíamos incluido tantos chicos y chicas. Ahora, nuestra clasificación, como este último estudio tiene más de 100 participantes por patrón de crecimiento y más de 25.000 datos antropométricos, está totalmente validada”, añade el Dr. Antonio Carrascosa.
El hecho que, como todavía sucede, los pediatras usen un único patrón de crecimiento (el intermedio) como comparador “normal” genera “muchos errores diagnósticos, tratamientos innecesarios y sufrimiento —comenta el Dr. Antonio Carrascosa—. Por ejemplo, administrar tratamientos farmacológicos para frenar la progresión de la pubertad en niños o niñas maduradores muy tempranos, cuando no es necesario. Estos son niños que empiezan a crecer antes porque simplemente su pubertad se inicia más pronto”.
Las diferencias tan evidentes en altura entre compañeros de clase de la misma edad generan preocupaciones en muchos padres. “Los padres preguntan que ‘qué pasa, que mi hijo no crece’, porque ven que los amigos del niño son más altos. Es evidente que hay niños que tienen problemas de crecimiento y que hay que medicarlos —añade el Dr. Antonio Carrascosa—, pero si un chico de 14 o 15 años es el más bajito de la clase, hay que comparar su crecimiento con el patrón de crecimiento en relación a su estado madurativo. Constatar que su altura sea congruente con su grupo madurador puede evitar que se le administren innecesariamente fármacos anabolizantes o incluso hormona de crecimiento”.
Con este estudio, los expertos de Vall d’Hebron también contribuyen a romper algunos mitos sobre el crecimiento. “Hay gente que cree que los niños que empiezan a crecer antes crecen menos, pero no es necesariamente así —explica el Dr. Diego Yeste, responsable de la Unidad de Endocrinología Pediátrica de Vall d’Hebron—. De media, todos los chicos y chicas de los cinco patrones o velocidades de crecimiento tienen la misma altura a los 18 años”.
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