La muestra “Obrint Portes”, creada por pacientes adolescentes de Oncología y Hematología Pediátricas en el MNAC, aterriza en Vall d’Hebron

El vestíbulo del Hospital Infantil acoge la muestra "Obrint Portes", resultado de una intervención con el MNAC para explorar el potencial terapéutico del arte en pacientes oncológicos de 12 a 17 años de Vall d'Hebron

17/05/2024

La muestra “Obrint Portes”, con piezas artísticas creadas por pacientes adolescentes del Servicio de Oncología y Hematología Pediátricas del Hospital Universitario Vall d’Hebron, ha viajado del Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC) al vestíbulo del Hospital Infantil Vall d’Hebron para continuar con su objetivo de explorar el potencial del arte como herramienta terapéutica. Después de cuatro meses en el MNAC, Vall d’Hebron ha dado la bienvenida a la muestra en un acto emotivo donde los protagonistas del proyecto han compartido la experiencia con pacientes y profesionales.

El proyecto “Obrint Portes” se enmarca en el programa Artes en Salud del MNAC y el Institut Català de la Salut (ICS). Lo acompaña un estudio de investigación para valorar el impacto en la salud del grupo de participantes, que permitirá ampliar la base de evidencia del potencial de las artes en la mejora de la salud de las personas e identificar herramientas y estrategias terapéuticas basadas en el arte.

“Estoy emocionado de ver el resultado de las obras de arte que habéis hecho a partir de una simple puerta”, ha trasladado el Dr. Albert Salazar, gerente del Hospital Universitario Vall d’ Hebron, a los chicos y chicas pacientes del Servicio de Oncología y Hematología Pediátricas que han participado en el proyecto al acto de presentación con el equipo del MNAC. Decía el escritor Paul Auster, fallecido recientemente, que “el arte no evitará que los niños pasen hambre. Pero tiene otra función de tipo espiritual. Abre mentes y corazones, nos conecta y puede crear cambios en nosotros mismos. Necesitamos pintar, cantar, escribir... el arte es el alimento espiritual”. Con esta filosofía nació el proyecto “Obrint Portes”, dirigido a pacientes oncológicos de 12 a 17 años y a sus familias. “Queríamos mejorar el bienestar emocional y potenciar la socialización de un grupo de jóvenes que viven o han vivido un proceso oncológico”, ha explicado en la Anna Saló, psicooncóloga de Vall d’Hebron e investigadora principal del proyecto, en el cual trabajan, por parte del museo, la historiadora del arte, Natàlia Esquinas; la pedagoga, Eva Vilanova, y la coordinadora de los Proyectos de Artes en Salud del MNAC, Norma Vélez. Y según las primeras valoraciones de los adolescentes y familias que han participado, han conseguido el objetivo.

Los participantes han completado una serie de cuestionarios que ahora tiene que trabajar el equipo de Vall d’Hebron. Las primeras impresiones son optimistas. “Sospechamos que los resultados serán positivos porque todos recomendarían la actividad y si hay algún “pero” es que las nueve sesiones se han quedado cortas”, ha señalado Norma Vélez. A la pregunta de cómo os habéis sentido con el proyecto, algunas respuestas dicen que “relajado”, “estoy más alegre”, “he ganado amigos” o “tengo más confianza en mí”.


¿Por qué diseñar una puerta?
El Hospital Universitario Vall d’Hebron y el MNAC trabajaron conjuntamente en el diseño del proyecto: “Queremos investigar si esta actividad puede mejorar el bienestar emocional, fomentar la autoestima y la comunicación social, trabajar la autoimagen y la gestión de la incertidumbre, y analizar los efectos sobre la salud mental”, ha dicho Anna Saló. Durante tres meses y nueve sesiones, entre noviembre y enero, los martes por la tarde, los adolescentes y sus familias tenían cita en el MNAC donde se les propuso crear una pieza artística: una puerta. “Queríamos que participaran en un proceso creativo de verdad”, ha explicado Norma Vélez. “Elegimos la puerta porque tiene una carga simbólica que permite reflexionar sobre conceptos muy dispares. Pueden ser una metáfora de la vida y tener muchas connotaciones: positivas y negativas. Una puerta cerrada puede ser un espacio seguro, pero también una prisión. Y una puerta abierta puede conectar con sueños y esperanzas”, ha reflexionado.

Partiendo de la idea de que el arte sucede en un espacio para compartir y para expresarse, desde la observación, el diálogo y la creación, la intervención arrancó con una pregunta: “¿qué es una puerta para ti?”. Después de una lluvia de ideas acabaron con una palabra a partir de la cual diseñarían la puerta. “Seguridad”, “novedad” o “privacidad” fueron algunas de las palabras que dan lugar a las obras.

Aitana, una de las jóvenes creadoras, destaca de este proceso la libertad que ha tenido en la hora de crear. “Durante unos meses, los martes por la tarde eran intocables. En el taller del MNAC, tenía mi momento, con mi puerta y un espacio donde desconectar”, explica. “El hecho de no tener límites en la hora de crear, me ha ido muy bien, me siento más animada y con ganas de hacer cosas”, ha compartido. Una vez definido el proyecto en esbozos, los chicos y chicas contaron con el apoyo de los equipos técnicos del Museo, como el de infraestructuras, el de conservación preventiva y el de carpintería. Fueron transformando unas puertas desnudas hasta convertirse en las obras de arte llenas de significado y vida. “Es una muestra pequeña, pero real, como cualquiera que tenemos en el museo. Cada puerta va acompañada de su código QR a través del cual podemos descubrir el proceso creativo y el artista”, ha destacado Norma Vélez.

El proyecto ha tenido en cuenta las familias, que viven intensamente el proceso de la enfermedad. Mientras los adolescentes trabajaban en el taller, se les ofreció las sesiones ‘Tardes de Arte’, un espacio para compartir su experiencia a través de tertulias de arte dinamizadas por una educadora. La iniciativa fue favorable y la prueba es que padres y madres tienen un grupo de WhatsApp donde mantienen el vínculo y continúan haciendo actividades mediadas por el MNAC.

Investigar nuevas herramientas terapéuticas

A pesar de que el arte convive en los hospitales con los sueros y tensiómetros, había pocos estudios sobre sus efectos en pacientes oncológicos pediátricos. Se sabe que escuchar música ayuda a controlar el nivel de glucosa en sangre o que pintar mejora la gestión del estrés y ayuda en estados depresivos. “Pero con este proyecto estamos investigando si las actividades desarrolladas pueden favorecer la salud mental y emocional, como por ejemplo mitigar la ansiedad, síntomas depresivos y trastorno de estrés postraumático”, ha descrito Anna Saló. “Los pacientes adolescentes con cáncer tienen más riesgo de sufrir malestar emocional y aislamiento social por las características del tratamiento, que pueden implicar ingresos frecuentes y/o limitación de actividades y condiciones que afecta su calidad de vida”, señala. “Si las conclusiones son positivas, el proyecto ‘Artes en Salud’ se podría ampliar con la voluntad de seguir creando nuevos proyectos que estudien la conexión entre arte y salud en otras patologías”, señala Carlota Aguilera, mánager de ensayos clínicos e investigadora del Servicio de Oncología y Hematología Pediátricas de Vall d’Hebron.

Esta tercera colaboración del MNAC y Vall d’Hebron en el programa Artes en Salud se ha financiado gracias a las botas con las cuales Leo Messi hizo el gol número 644 con el FC Barcelona y superó el récord de Pelé como máximo goleador con un mismo equipo. Se subastaron en la emblemática casa Christie’s por 140.000 euros.
40.000 euros.

Las primeras impresiones del estudio de investigación de Vall d'Hebron para identificar el impacto del arte en la salud de los pacientes, señalan que la intervención mejora la autoestima, el bienestar emocional y la comunicación social.

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