La Unidad de Disfagia de Vall d’Hebron cumple cuatro años mejorando la calidad de vida de los pacientes

Los pacientes que son tratados en esta Unidad son aquellos considerados de alta complejidad, con patologías neurológicas u oncológicas, o pacientes que han recibido radioterapia o quimioterapia.

12/12/2024

La Unidad de Disfagia del Hospital Universitario Vall d’Hebron nació con el objetivo de mejorar el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes que padecen esta patología que provoca una alteración en la deglución y que puede ocasionar complicaciones graves como la desnutrición y la neumonía por aspiración. Cuatro años después, la Unidad, formada por profesionales de Foniatría y Soporte Nutricional, continúa trabajando para avanzar en el tratamiento.

Los pacientes que son tratados en esta Unidad son aquellos considerados de alta complejidad, con patologías neurológicas u oncológicas (tumores cerebrales o maxilofaciales, entre otros) o pacientes que han recibido radioterapia o quimioterapia. “La intervención interdisciplinar en la Unidad de Disfagia es fundamental para el abordaje temprano de pacientes con secuelas de patologías complejas que impiden una adecuada nutrición y presentan un riesgo de infecciones respiratorias. Estos son factores determinantes para mejorar la calidad de vida de las personas que se encuentran en un momento frágil de sus vidas”, destaca la Dra. Ana María León, coordinadora de la Unidad de Disfagia.

Una vez que el paciente es atendido por la Unidad, en cada consulta se realizan diversas pruebas para el seguimiento de la enfermedad. Se evalúa de manera individual la gravedad para poder llevar a cabo un abordaje personalizado. Una prueba básica consiste en hacer que el paciente ingiera alimentos diluidos como pudín, néctar o miel, utilizando una cámara que se introduce por la nariz para observar cómo traga.

A través de estas pruebas, los profesionales identifican alteraciones en la voz, el lenguaje, el habla y la audición. También tratan aspectos más secundarios de la patología, como la deglución. En caso de identificar un nivel alto de dificultad para tragar, el paciente será derivado a un nutricionista para prevenir la aparición de un trastorno alimentario.

En la misma consulta se realiza una valoración de la deglución, que puede ser clínica o mediante fibroscopia, para diagnosticar y evaluar la gravedad de la disfagia. En función de los resultados, se planifica el tratamiento de logopedia y se adapta la dieta. En casos graves, el paciente podría necesitar la colocación de un dispositivo externo de alimentación para poder nutrirse de forma segura y eficaz mientras mejora con el tratamiento”, subraya la Dra. Sara Lázaro, médica rehabilitadora y especialista en Foniatría.

Un buen estado nutricional es imprescindible para favorecer la recuperación del paciente y apoyar el tratamiento de rehabilitación. Trabajar de forma conjunta ahorra tiempo y ayuda a desarrollar equipos interdisciplinares más completos para el manejo de estos pacientes tan complejos”, destaca la Dra. Alba Zabalegui, endocrina de la Unidad de Soporte Nutricional. Cuando un paciente con disfagia presenta dificultades para tragar alimentos de manera normal, sufre problemas de deglución. Además, al no ser capaz de ingerir los nutrientes necesarios para mantenerse bien alimentado y sano, tiene riesgo de sufrir algún trastorno alimentario. Por ello, el equipo de Soporte Nutricional desempeña un papel clave en esta Unidad. Tras realizar una serie de pruebas de deglución, el nutricionista lleva a cabo un seguimiento del peso y la dieta del paciente y, si es necesario, la administración de una sonda nasogástrica si la disfagia es grave.

Las alternativas alimentarias que se pueden aplicar son diversas. Existe la dieta con espesantes para pacientes con problemas de deglución. Si esta no funciona, se colocaría una sonda nasogástrica durante un período no mayor a cuatro o seis semanas. Si esta tampoco fuese viable y no hubiera margen de mejora, se realizaría una gastrostomía al paciente. Esta intervención, que también se practica en pacientes con enfermedades neurodegenerativas como la ELA, consiste en introducir un tubo a través de la pared del abdomen directamente al estómago, permitiendo la administración de medicamentos, suero y alimentos líquidos. Aunque es más invasiva, su duración es indefinida.

Yo antes hablaba perfectamente”, afirma Gregorio Endrino, paciente de 79 años con disfagia tratado en Vall d’Hebron. Tras una operación de pulmón, sufrió una lesión en una cuerda vocal que quedó paralizada y no podía hablar. Su disfagia surgió a causa de una debilidad muscular y desnutrición, explica la Dra. Sara Lázaro: “Presentaba disfagia por debilidad muscular y desnutrición, lo que provocaba que se atragantara con cualquier tipo de alimento, incluso con una dieta triturada, que suele ser la textura más fácil de tragar”. La Unidad resulta clave en su tratamiento. Visita periódicamente la unidad de logopedia, donde se le realizan pruebas para valorar su estado y cómo traga los alimentos. Es un proceso lento, pero con el apoyo y el enfoque de la Unidad de Disfagia, los pacientes tienen más posibilidades de mejora que antes. “Con voluntad y sacrificio, supongo que se puede salir adelante. Lo que les digo a quienes tienen algo como yo es que sean conscientes de que tienen que esforzarse mucho, pero se puede mejorar. Yo ahora estoy mucho mejor”, dice Gregorio.

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