Ictus

09/05/2023

Catalán

Dr. Carlos Molina, Dra. Pilar Girón

Salud en sintonía

El ictus es una enfermedad causada por una alteración de la circulación de la sangre al cerebro. Esta alteración es debida al taponamiento de una arteria o a la rotura de un vaso sanguíneo, que impide que la sangre llegue al cerebro y, por lo tanto, altera temporal o permanentemente sus funciones. A consecuencia de esto, las células cerebrales pueden morir, causando graves secuelas. Actuar deprisa trucando al 112 es imprescindible para poder minimizarlas.

El más común es el ictus isquémico, que corresponde al 80% de los casos. Puede darse por la formación de un coágulo que obstruye completamente una arteria cerebral que ya estaba previamente estrecha por un cúmulo de grasa, colesterol u otras sustancias.

Los síntomas principales son:

  • La pérdida de fuerza que afecta una banda del cuerpo o de la cara. Si afecta una extremidad, se denomina monoparesia, pero si afecta las dos extremidades de un lado del cuerpo, hemiparesia.
  • La alteración brusca de la vista. Hablamos de la pérdida de visión en un ojo o la pérdida parcial en los dos, ver doble o la incapacidad para apreciar objetos a algún lado del campo visual.
  • La dificultad por habla, entender o articular lenguaje.
  • La falta de sensibilidad a la cara, en el brazo y/o en la pierna de un lado del cuerpo, a menudo acompañada de debilidad en la región, en forma de hormigueo; la disminución de la sensibilidad táctica, térmica o dolorosa o la ausencia completa de todas las formas de sensibilidad.
  • La inestabilidad, el desequilibrio y la incapacidad para andar.
  • El dolor de cabeza intenso y de aparición repentina que es habitual asociarlo a la hemorragia cerebral, a pesar de que puede aparecer también lo ictus isquémico.

Ante la sospecha de ictus se tiene que hacer una prueba de neuroimagen para diagnosticarlo tan deprisa como sea posible. El tratamiento se tiene que aplicar de forma inmediata. Aun así, habitualmente es necesario un periodo de rehabilitación para eliminar o reducir las posibles secuelas. Es necesario tomar medicamentos para reducir el riesgo de sufrir otro, puesto que durante el primer año es cuando hay mayor riesgo de recaída.

El hecho de sufrir un segundo ictus puede tener un desenlace fatal. En los supervivientes, compuerta un aumento del grado de discapacidad y de riesgo de demencia. Alrededor del 75% de los casos de ictus se producen en personas de más de 65 años y en Cataluña, más de 13.000 personas ingresan cada año por esta enfermedad.

Si quieres saber más, escucha el segundo capítulo, con las voces especializadas de los profesionales del hospital Vall d'Hebron: el coordinador de la Unidad de Ictus, el Dr. Carlos Molina, y la enfermera supervisora de la Unidad de Ictus, la Dra. Pilar Girón.

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